domingo, 21 de agosto de 2011

¿Bailamos?



Cuando estás en una fiesta en la que bailas por primera vez con otra persona ¿Cómo reaccionas? Bailas con ella primero. Si no te agrada y te vuelve a invitar a bailar, le dices que no. Si a él no lo convenciste, y aunque a ti te haya encantado, no vuelve a bailar contigo.
La magia empieza a ocurrir cuando los dos encajan ¿no? Sabes que has encontrado a tu pareja de toda la fiesta... En el amor es igual.

Vas a conocer a muchas personas a lo largo de tu vida. Con algunas te vas a sentir en profunda sintonía, pero ellas contigo no. Déjalas ir. No luches por ellas. No es tu pareja de baile.

También, te encontrarás con alguien que no te gusta. Y no entiende. Es terco y se aferra a ti. Recuerda que alguna vez tú has sido una de esas personas. De forma firme y amable, dile que no te gustaría bailar con él en el amor.

Y en ocasiones te tocará una pareja que te empeñas en querer cambiar. Quieres que haga los pasos de baile que a ti te gustan. Quieres que tenga el ritmo que tú quieres. Sabes que eso no funciona. A nadie le gusta que lo cambien. Busca a otra pareja de baile.

También, te tocará estar con una pareja que quiera cambiarte. Sabes que tampoco eso funciona. Busca a otra persona.

¿Hay algo malo contigo? No. Solo tienes que encontrar a alguien que le encante como bailes. Que se enamore del ritmo de tus sueños y de los pasos de tus hábitos diarios.

Te llevará años comprender que no debes ser perfecto para ser amado. Debes ser tú mismo, ser sincero e ir con el corazón en la mano. Eso es todo. No importa los defectos que tengas, siempre encontrarás a alguien que baile para ti.

Una de las veces que yo decidí bailar encontré mi pareja de baile perfecta, estábamos en sintonía, los dos girábamos al compás y la magia surgió y nos envolvió.

Pero a medida que pasaba el tiempo y cuando comenzaba la música, yo buscaba desesperadamente a mi pareja de baile, sin encontrarla en ningún sitio. Preguntaba a todo el mundo, miraba ansiosamente por todos los rincones, pero él sencillamente no estaba.

Yo necesitaba bailar, volver a encontrar la armonía, y un día de repente mí pareja de baile apareció. Pero ya no quería bailar conmigo. Decía que ya no llevábamos el mismo compás y que ya encontraría a otra persona que supiera llevar su ritmo.

Pero el baile es ir aprendiendo juntos los mismos pasos, y cuando uno de los dos cae, sabe que tiene la mano segura de su pareja para levantarse. Es confiar plenamente en el otro cuando en cada paso, e ir aprendiendo nuevos ritmos juntos hasta lograr el baile perfecto.

Creí que llegaríamos a ser una pareja de baile, que algunas veces nos saldría bien y otras mal, pero siempre estaríamos juntos para seguir intentándolo de nuevo. Nunca pensé que eligiera lo más fácil, buscar otra pareja de baile exactamente igual que él.

Cuando pase el tiempo, se dará cuenta que nadie bailará como él, y que quizá deberíamos haber compartido más tiempo ensayando nuevos bailes, porque de seguir así…. puede que acabe bailando solo.


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