Llego septiembre, ese mes que nos acerca lentamente al otoño, a la vuelta a la rutina. Atrás quedaron esos calurosos meses de verano en la playa, montaña o ciudad. Atrás quedaron esos ratos de ocio despreocupados con los amigos, los amores y los desamores veraniegos.
Aquí llega, con su cambio de temperatura y las lluvias. Lluvias para lavarnos la cara y el corazón. Para renovar todas las reflexiones que hicimos, para empezar todo de nuevo: nuevo curso, nuevos libros, nuevas asignaturas y quien sabe si nuevos amigos y sentimientos aun por descubrir.
Por eso lo importante es tener bien abierto el cuaderno de nuestra vida, y estar dispuestos a escribir más y más hojas, sin mirar atrás. Porque de la experiencia se aprende pero no es algo agradable de recordar. Ni necesario tampoco.
Empezamos de cero y tenemos que mostrar nuestra mejor cara, saber lo que queremos y el método que tenemos que emplear para conseguirlo. Tener por seguro que nada ni nadie puede interponerse en nuestro camino si tenemos claro cual es la meta. Nada de distracciones.
Lo quiero, lo consigo.
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