miércoles, 26 de enero de 2011

Historias de un alma anónima

Respirar hondo y cerrar los ojos. Un segundo de oscuridad, tras el cual cientos de imagenes comienzan a pasar ante tus veladas pupilas. Decenas de recuerdos borrosos giran a gran velocidad. Tratas de detenerlas por un instante, de enfocar su cara en aquel momento. Pero todo permanece difuso, como un recuerdo que tu mente se obliga a borrar.

Tan irreal... ¿Ocurrió realmente o solo es el producto de un sueño? Quizá es que nunca presté demasiada atención a los detalles y no supe valorar el presente, convertido ya en recuerdo.

Siempre me gusto mirar hacia atrás, pienso. Esa sensación de certeza, de seguridad y autorrealización. Saber que tenía una vida a mi medida.

Sin embargo una luz me hiere la retina a través de mis parpados. Una fuerza desconocida me obliga a abrir los ojos. El sol calienta cada una de las celulas de mi piel y las hace vibrar con su calor. Ahora veo el mundo, la realidad con todos sus matices. Ahora quizá lo vea claro. Ahora quizá entienda tantas cosas...

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