viernes, 4 de febrero de 2011

La cocina del Alma.

Acero. Frío acero. El recipiente pende sobre el fuego que lo calienta desde su base. La convección generada por el calor hace que el interior se agite en constante movimiento. En su interior estaban todos tus pensamientos, desde los más básicos hasta lo más oscuros y profundos, todos mezclados, todos corriendo de un lado a otro con la sinápsis de la ebullición.

La tapa completamente opaca, empañada por el vapor que desprende la cocción de tan singulares ingredientes. Todos miran esa olla a presión, todos esperan con intranquilidad cada uno de los silbidos con los que el recipiente libera su presión. ¿Qué traerá el próximo? Muchos se acercan a mirar, unos pocos cuya curiosidad apenas esta despierta solo miran con intriga, sin embargo otros, atraídos por el olor se acercan mas aún, incluso se atreven a tocarla pero… ¡ah! Gran fallo, todos ellos olvidaron que estaba hirviendo y resultaron quemadas sus manos. La olla permanece impasible en su cocción, mirando en su interior, satisfecha con el resultado de su guiso. Piensa que será la solución una vez acabado, incluso para las quemaduras que causó.

En su interior todo gira. Gira y gira. Como el planeta que habitamos, que está en constante movimiento, todo cambia y todo permanece. La realidad siempre está ahí aunque no seamos capaces de afrontarla. Mi realidad cambia a pasos agigantados cada día y apenas se donde posar mi mirada, hacia donde dirigirme. Todo es tan diferente a mis recuerdos. Todo es tan confuso si no se persigue un objetivo. Uno acaba cayendo en la monotonía de su vida, en ese estado similar a flotar en el vacío… Y permanecer en el durante demasiado tiempo puede resultar peligroso, tengo miedo de que cuando intente despertar, intente moverme, mis articulaciones no respondan y mis labios permanezcan cerrados.

Por eso hay que permanecer despierto, aferrarse a los vestigios de la realidad que si conocemos y dejar que cicatricen los problemas. Nueva piel aparecerá por debajo de ellos y con el tiempo la costra caerá. Disfrutar del presente con los ojos abiertos, pensando en lo que haces en cada momento, evitando que esas ideas que acuden a tu mente te distraigan, porque solo ese es su objetivo. Palabras calculadas, alza la mirada y sonríe. Porque está demostrado, atraes lo que emites.

Y la olla sigue cocinando.



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